La Escuela de Educación Infantil La Toba de Avilés abrió sus puertas en el año 2006, y desde entonces la comunidad educativa se ha volcado en la reutilización y el reciclaje de los residuos generados en el centro, un trabajo por el que este año fueron distinguidos con la Triple R que otorga COGERSA en reconocimiento a esa labor. Un distintivo que Anabel Gil y Sara Pérez, representantes del centro, recogieron el pasado 4 de octubre con motivo del inicio del curso de la Red de Escuelas por el Reciclaje. Durante el acto además pusieron voz a algunos de los muchos trabajos realizados a lo largo de estos años.
En el centro, que comenzó su andadura acotando el huerto con botellas pintadas y neumáticos para sus plantas, han sabido sacar buen provecho a gran parte de los desechos que se generan en las aulas. Los pequeños artistas pintan sus trabajos con viejos cepillos de dientes convertidos en pinceles y los periódicos y cajas de frutas se transforman en cestas donde depositan sus pertenencias.
En La Toba de Avilés, los viernes los mandilones se llevan a casa en los saquines, bolsas realizadas con viejas camisetas aportadas por las familias. Aquí, las bolsas de plástico hace tiempo que están en desuso.
Por la edad de los escolares (comprendidas entre los 0 y 3 años), la implicación de las familias es fundamental para sacar adelante muchos de los proyectos. Así que manos a la obra todos juntos, desde hace cinco años, cada Navidad elaboran sus propios adornos a partir de pequeñas piezas de madera y se monta el Belén con todo tipo de material reciclado.
No faltan en sus proyectos las recogidas solidarias de juguetes y alimentos o el programa ‘Un mar de vida’ con el que se anima a las familias a recoger los residuos de las playas.
Y siguiendo en esa la línea de implicación de las familias, grandes y pequeños diseñaron y crearon juegos tradicionales asturianos con los que fomentan la participación y la creatividad de los más pequeños.
Con los objetivos puestos en reducir residuos y reutilizar lo máximo posible, el centro lleva su trabajo más allá de sus aulas. Siempre que pueden, participan en las actividades que se realizan en la zona, como la XIV Semana Solidaria de Llaranes, donde colaboraron en el mercadillo, con la venta de botes de leche y cereales transformados en galleteros, y latas en portalápices.
Con el comienzo del nuevo curso, el centro tiene las vistas puestas en los nuevos proyectos, mientras continúa con su dinámica: elaboran el compost para su huerto ecológico, las comidas se sirven en vajillas reutilizables y los pequeños se divierten con las botellas de plástico convertidas en maracas.