El pasado mes de febrero se puso en marcha en Cornellana (Salas) una de las primeras iniciativas en Asturias -si no la primera- de gestión de residuos orgánicos de la huerta y la cocina entre habitantes de una misma localidad. Una práctica promovida por el Ayuntamiento y por Cogersa que ha sido todo un éxito. Son ya 22 las familias que han decidido sumarse a una experiencia en equipo que permite reducir considerablemente su bolsa de basura diaria.
Las personas acogidas a esta campaña han aprendido a separar en sus domicilios la materia orgánica. Lo hacen en el cubo marrón que han colocado en sus viviendas y que sirve para clasificar los biorresiduos de la huerta y de la cocina. Después son trasladados a la compostadora de 800 libros de capacidad que se ha instalado en la zona verde que hay tras el Centro Sociocultural de Cornellana. Hasta este punto llevan sus residuos de manera ejemplarizante los vecinos de Salas.
Esta experiencia que se realiza en Salas es una de las primeras que se puso en marcha en Asturias. Únicamente existen otras cuatro experiencias similares llevadas a cabo con el apoyo de las Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos/as (Ampas) de centros educativos, tales como las del colectivo Emburria de Cangas de Onís y los colegios públicos Lorenzo Novo Mier de Oviedo, el Parque de Blimea (San Martín del Rey Aurelio) y el Pedro Penzol de Puerto de Vega (Navia).
El compostaje comunitario viene acompañado además de una intensa campaña de formación para los participantes y de un proceso de seguimiento telemático y presencial. Así los implicados en esta práctica recibieron el pasado 25 de febrero, bajo el título “Plantas que curan”, un curso sobre el uso de especies que pueden ayudar a prevenir y combatir diversas plagas en los cultivos en sustitución de productos químicos. Y más recientemente, el pasado 30 de marzo, aprendieron cómo fabricar compostadoras e incluso vermicompostadoras de forma sencilla con materiales recuperados de la basura.